martes, 13 de noviembre de 2018


T.O. EN LA ESQUIZOFRENIA

La esquizofrenia es una enfermedad mental que afecta a diferentes áreas de la vida de las personas que la padecen. Por ello, esta enfermedad además de atender los síntomas de la enfermedad, es necesaria una atención de tipo psicosocial que aborde las necesidades de las personas en diferentes ámbitos. 

La terapia ocupacional procura ayudar a mejorar el funcionamiento y la capacidad de participar en las actividades significativas de los pacientes, en lugar de centrarse en la reducción de los síntomas.

Las intervenciones se dividen en:

1. Terapia cognitivo-conductual: estimula al paciente a establecer relaciones entre sus pensamientos, sentimientos o acciones en relación a síntomas actuales o pasados.

2. Psicoterapia de apoyo: el apoyo y el consejo son los componentes específicos.

3. Psicoterapia psicodinámica: la relación entre la persona que busca el tratamiento y el terapeuta conforma el componente principal de la terapia.

4. Psicoeducación: Proporciona información específica acerca de la enfermedad y entrenamiento en técnicas para afrontar los problemas que se derivan. Su objetivo es mejorar la calidad de vida creando ambientes con muy bajo nivel de estrés, disminuyendo la probabilidad de recaída y carga familiar.

5. Intervenciones familiares.

6. Rehabilitación cognitiva.

7. Entrenamiento en habilidades sociales: la intervención requiere una evaluación conductual de las habilidades interpersonales, grupal o individual y como objetivos reducir el estrés y las dificultades en las relaciones sociales e incrementar las capacidades de afrontamiento de situaciones de interacción social.

8. Entrenamiento en actividades de la vida diaria.

9. Actividades expresivas (arteterapia, musicoterapia, etc.)

10. Apoyo a la inserción laboral.

11. Recursos de vivienda.

Y se han de tener en cuenta los siguientes aspectos:

- La relación con el paciente.

- El papel activo por parte del terapeuta.

- La necesidad de poner unos límites claros en el encuadre como forma de evitar la interrupción prematura del tratamiento y el descontrol de impulsos.

- La actitud flexible por parte del terapeuta.

- La capacidad del terapeuta para crear una atmósfera de calidez y empatía, así como para manejar sus propios sentimientos.



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